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MOVIMIENTO SACERDOTAL MARIANO

HISTORIA DEL MOVIMIENTO

El 8 de mayo de 1972 durante una peregrinación en Fátima, el padre Esteban Gobbi, mientras oraba en la capilla de las apariciones en favor de algunos Sacerdotes rebeldes a la autoridad de la Iglesia, habría tenido una inspiración interior por parte de la Virgen, con la invitación a reunir a los Sacerdotes que se hubiesen consagrado a su Corazón Inmaculado. El padre Gobbi recibió también en el mismo mes, un pequeño signo de confirmación por parte de María, en el santuario de la Anunciación de Nazaret

Storia del Movimento
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El origen del Movimiento Sacerdotal Mariano está en esta simple e interior inspiración que en Fátima, el padre Gobbi ha tenido en la oración.

¿Pero qué se debía hacer entonces en concreto?.

 

En octubre del mismo año se intenta un tímido inicio, con un encuentro de oración y de amistad entre tres Sacerdotes en la parroquia de Gera Lano ( Como); se dio noticia de este Movimiento en algún periódico y revista católica.

El marzo 1973 los Sacerdotes que habían pedido inscribirse en el Movimiento Sacerdotal Mariano eran ya unos 40. En septiembre del mismo año, en San Vittorino cerca de Roma, se tuvo la primera reunión nacional con la participación de 25 Sacerdotes entre los 80 que ya se habían inscrito.

Desde 1974 se iniciaron los primeros Cenáculos de oración y de fraternidad entre los Sacerdotes y los fieles, éstos se difundieron velozmente en Europa y en todas partes del mundo.

En resumen el padre Esteban Gobbi ha visitado muchas veces los cinco continentes para presidir los Cenáculos regionales, haciendo cerca de 1200 vuelos de avión y numerosos viajes en coche y en tren y ha hecho 2210 Cenáculos, de los cuales 1015 en Europa, 840 en América, 97 en África, 116 en Asia y 142 en Oceanía.

Esto constituye un dato significativo de cómo el Movimiento rápidamente se está difundiendo maravillosamente en todas partes.

 

El Movimiento Sacerdotal Mariano ha logrado expandirse de manera silenciosa y extraordinaria. En casi todas las naciones de Europa, América, Asia, África y Oceanía se han establecido ya los Responsables nacionales, encargados de recoger las adhesiones y de seguir la formación de los Cenáculos.A ellos está también confiado el encargo de nombrar los diversos Responsables regionales y diocesanos, cuidando que todo se realice en la más grande  fidelidad al espíritu del Movimiento.

Dada la autonomía que es dejada a los Centros nacionales, no es fácil hacer un cuadro preciso de la consistencia numérica. Esto no es de gran importancia porque nos encontramos de frente a “un espíritu”, que se escapa a los controles externos y se realiza en la medida en que cada Sacerdote que se ha adherido, busca vivir cada día su Consagración a María.

De las cartas de inscripción recibidas, los que se han adherido serían ya cerca de 400 obispos y más de 100.000 Sacerdotes del clero diocesano y de todas las Ordenes y Congregaciones religiosas. Para los laicos, no habiendo una verdadera y propia inscripción, no se puede dar una cifra ni siquiera aproximativa, aunque se trata ciertamente de varios millones.

Pero la misma inscripción  es una adhesión para poder ser conocidos o contactados, para encontrarse en Cenáculos de oración, para ayudarse recíprocamente a vivir el espíritu del MSM.

Es agradable constatar la existencia de una larga lista de Sacerdotes simpatizantes, que aún no se han inscrito al Movimiento pero que demuestran su solidaridad de varios modos y ocasiones. Su número es quizá superior al de los inscritos. Si vive en el espíritu del Movimiento aunque no figuren en las listas, hacen ya lo que en él es esencial.

Aunque casi sin darse cuenta se haya logrado un grupo numeroso, sucede todavía que muchos Sacerdotes no conocen a sus colegas, que viven bastante cercanos y que pertenecen al Movimiento. Esto sucede en las regiones donde el MSM está apenas implantado, pero también en otras partes. No es razón la escasa organización de la cual se dispone y que permanecerá como una característica suya y el sentido de reserva, que conduce a no ser fácil dar listas y señas al primero que lo pida, tratándose de una elección espiritual, de un empeño sobre todo interior. Se asiste sin embargo en todas partes a este hecho maravilloso: piensa la Virgen, a través de los Cenáculos de oración y de fraternidad hacer que sus Sacerdotes se conozcan, se ayuden, se amen como hermanos y lleguen a ser fuerza de cohesión entre todo el clero.

A causa de la consoladora realidad de la comunión de los santos se sienten miembros todavía activos y cuanto más vecinos, aquellos Sacerdotes, que nos han precedido ya en la vida eterna. Entre ellos hay algunos cardenales (el primero de ellos en inscribirse fue Giacomo Lercaro, entonces arzobispo de Bolonia), muchos obispos (se recuerda entre otros a Monseñor Joao Venancio Pereira, obispo de Leiría y Fátima, quien se inscribió en 1973 y murió en 1985) y miles de Sacerdotes en edad avanzada que han adornado sus últimos años de intenso apostolado o de enfermedad, acogiendo y viviendo la invitación de la Virgen en el Movimiento Sacerdotal Mariano. Entre ellos está bien recordar a un Siervo de Dios: P. Gabriele Allegra, notable biblista y traductor de la Sagrada Escritura en lengua china, su último trabajo fue la traducción en chino del Libro: “A los Sacerdotes hijos predilectos de la Santísima  Virgen”.

En su rápida y capilar difusión, el MSM no ha encontrado  grandes dificultades de cuanto  se hubiese podido esperar. Siendo su característica  la fidelidad a la Iglesia y la obediencia a los legítimos Superiores, donde éstos- sobre todo a nivel de obispos - se mostraban favorables y benévolos, las cosas procedían con mayor facilidad.

Más paciencia en el saber esperar se ha debido usar donde la autoridad se ha mostrado perpleja o indiferente. Sobre todo en la guía de “su” Movimiento, se advierte la presencia vigilante e iluminante de la Virgen: consuela en la dificultad y frena en los entusiasmos; enseña a usar con coraje la libertad de los hijos de Dios y, en el mismo tiempo, impide  asumir actitudes en contraposición o rebelión con los Superiores, lo cual no está en contradicción con el segundo compromiso del MSM: el amor al Papa y a la Gerarquía unida a El .

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